La reuníon fué señalada. Año, mes, día, hora. Lugar…elegir el lugar fué lo más difícil, no sabían los presentes donde sería acertado hacerlo. En un principio pensaron cerca del arroyo, ahí donde se unen las dos riberas, al costado del puente.
Pero vieron que el viento corría salvaje, silvaba entre ellos, que las crecidas barrían los verdes, los desagues afeaban el entorno, y el sol en el verano con despiado vigor, dejaba al descubierto las carencias.
Entonces donde ?
Buscaron un entorno de sombra, donde fueran más llevaderos los encuentros. En la penumbra de una senda, donde habitan las especies y los hombres.
Allí , como soldados uno tras otro, como camino de hormigas, con una ley imposible de definir, los colocaron, juntos, muy juntos, formando fila.
Los más arraigaron, crecieron seguros, sus ramas palparon las de los vecinos, sus hojas inundaron el camino, sus frutos germinaron, y su perfume recorrió el espacio, porque era el de todos los perfumes, y sus raices se hicieron tejido.
Fué imposible entrar a la senda, tenía prohibido el paso, estacionarse, doblar, detenerse.
Y ahí uno sin querer, por ser más alto, más fuerte, más vigoroso, o más ruín en salvaje ley de supervivencia, empujó, ahogó al otro que quedó sin poder llegar, casi sin destino.
El hombre entró, taló, tronchó, dejó el espacio al mejor, y a los huecos una mano amiga los talló.
Se formó la asamblea, con lugar, día, hora…Nadie faltó a ella. Podrás ver a los extraños exponentes, en tristeza, alegría, sufrimiento, fortaleza, honradez, mezquindad, amor, indiferencia, ambición, odio, pasión, avaricia y todos los sentimientos cuyos nombres quieras tallarles…
Ahí están las caras de todos, nuestras caras, la tuya, la mía , la de los que vendrán y las de los que se han ido.
Las cortezas hablan, sus sentimientos tienen caminos, forman mares interiores, donde late en su cobigo, el corazón en llamas, tienen rostro, con sus ojos abiertos sin mirada, sus bocas en gélido gesto, mudas ante el asombro, algunas sujetan sus menguados cuerpos en las arterias de la escasa savia, pero todas respiran el aire, de eucaliptus y magnolias, o el del agua estancada, revuelta, en podridos ductos.
Porque los sentimientos afloran, ante los pasos del extraño, y fluyen al sol o a la sombra,, te miran, te hablan, te escuchan porque son tuyos , míos, de los otros, de nuestros amigos , de esos desconocidos…
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Nota. Las fotos son , del Arroyo Miguelete, Jardín Botánico, Prado,y Museo Blanes.
Quería decirles a todos los que entren a mi post, que no quería subirlo, porque encontré que las fotos no se encontraban al nivel justo. Toqué una tecla que no debía y ya está.